Moneda dracma indoescita, colgante de oro de 18 quilates, ID14720
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Denominación: Dracma Fecha: Circa 57 a. C. – 15 a. C.
Descripción: Gobernante indígena Apracharaja del imperio indoescita (Sakas).
Anverso: El rey sostiene un látigo; montado a caballo, caminando hacia la derecha. El monograma está escrito a la derecha y debajo del caballo. Está escrita una leyenda griega corrupta.
Reverso: Palas de pie a la derecha con escudo y lanza larga. Se trata de una leyenda de Kharosthi.
Los escitas eran pastores nómadas de las estepas al norte del mar Negro. Su origen, al igual que su lengua materna, es prácticamente desconocido. Los estudiosos creen que proceden de la actual Mongolia. Fueron de los primeros nómadas que montaban caballos domésticos, lo que les proporcionaba una enorme movilidad y poder. A partir del siglo VII a. C. dominaron la parte oriental de Europa conquistando a la mayoría de las demás tribus nómadas y agrícolas.
Las monedas de los indoescitas del noroeste de la India fueron probablemente diseñadas por celadores indogriegos, ya que sus monedas llevan monogramas griegos y aún conservan sus nombres y denominaciones griegas. Muestran leyendas y divinidades griegas como Zeus, Atenea, Tique o Niké en un estilo refinado.
Las monedas de Azes II utilizan inscripciones en griego y en Kharoshti, y representan a una diosa griega como su patrona. Este uso del modelo numismático de los reyes griegos del reino indogriego sugiere una gran voluntad de adaptarse a la cultura griega. Manteniendo su propia idea de figura monárquica, las monedas representan al rey a caballo en lugar de como un busto, como solían hacer los griegos.
Se ha especulado entre algunos eruditos cristianos que el tercer rey en la historia de los tres reyes magos desde el nacimiento de Jesús fue Azes II, mientras que otros han debatido que los tres eran de hecho sus representantes.
Se considera que todas las lenguas del pueblo escita se han extinguido y se han conservado muy pocos registros. Traducir las inscripciones escitas es casi imposible por ahora, debido a que no existe un alfabeto identificado de forma definitiva. Como las monedas indoescitas solían llevar inscripciones en griego en una de sus caras, podemos descifrar fechas, el nombre del rey y, ocasionalmente, otras frases. Desafortunadamente, en esta moneda en particular, las letras son indescifrables.
